lunes, 16 de enero de 2012

De Roma y Babilonia (I)

Mas pronto el Vaticano y otros sitios
elegidos de Roma, cementerios
de la milicia que a Pedro siguiera,
del adulterio habrán de verse libres



No dejó de ser católico apostólico y romano nuestro genial Dante por decir esas palabras con las que encabezo el tema. Tampoco por mencionar a Constantino en relación con los males de la Iglesia:

Constantino, ¡de cuánto mal fue madre,
no que te convirtieses, mas la dote
que por ti enriqueció al primer patriarca!

Tampoco dejó de ser católico apostólico y romano Petrarca en su memorable soneto a las decadentes costumbres de la curia romana que figura en su cancionero donde también aparece Constantino. Un cancionero alabado y citado por los Papas por las altas obras de piedad cristiana que en él se encuentran.

Manantial de dolor, albergue de ira,
aula de errores, templo de herejía,
si Roma ayer, hoy Babilonia impía,
por quien tanto se llora y se suspira;

oh, cruel prisión, oh, fragua de mentira,
do muere el bien y el mal se ceba y cría,
infierno del mortal, ¡qué asombro haría
que Cristo no te hiciese arder en pira!

Fundada en la humildad de pobre establo,
contra tu fundador el cuerno se alza,
oh puta sin pudor, ¿cual fe es la tuya?

¿Adulterios? ¿Riquezas del diablo?
No Constatino hoy más te viste y calza;
pero en el triste mundo se destruya.


¿Verdad que eso de la Iglesia Constantiniana suena muy progre y propio de católicos pocos piadosos que no aman a su madre la Iglesia? Esos modos y esos epítetos tan desagradables. Aunque sea poesía medieval y aunque Dante haya merecido una encíclica y las mayores alabanzas de los últimos Pontífices, esa manera de hablar de la autoridad romana, de decir Roma y compararla con Babilonia, auspicia un seguro protestantismo merecedor de toda censura. Bueno, eso parece, pero no es así.

Podemos pasar a la época contemporánea y ver las palabras del que fuera creado cardenal por Juan Pablo II, por su gran servicio a la Iglesia. Sobre todo sirvió como perito estrella del Concilio Vaticano II y uha sido no de los grandes maestros dominicos de la Nueva Teología. Me refiero a Yves Congar. Lo siguiente está sacado de una carta dirigida a su madre cuando el Santo Oficio, como a tantos otros teólogos lde a época (J. Ratzinger incluído), lo tomó por sospechoso de herejía.

Lo que me ha hecho quedar mal no son las falsedades (a sus ojos) que haya podido decir, sino haber dicho una serie de cosas que a ellos no les gusta que se digan. Haber abordado los problemas sin alinearme en la única dirección que ellos pretenden imponer al comportamiento de toda la cristiandad y que consiste en esto: no pensar, no decir nada, a no ser lo siguiente: hay un papa que lo piensa todo, que lo dice todo, y obedecerle es lo que constituye a uno como católico. Su pretensión sería ser absolutamente los únicos, y que, salvo un exiguo sector libre en materias de poca relevancia, lo único que se haga sea repetir y orquestar totalmente sus «oráculos», exclamando: ¡realmente es genial! Me han atribuido una audiencia y una influencia que yo sé muy bien que jamás he tenido. Y esto no lo quieren.

El papa actual, sobre todo desde 1950, ha desarrollado, hasta la manía, un régimen paternalista consistente en que él, y sólo él, dice al mundo y a cada uno lo que hay que pensar y cómo hay que actuar. Pretende reducir a los teólogos al papel de comentaristas de sus discursos, sin que, sobre todo, puedan tener la veleidad de pensar algo, de tener cualquier iniciativa fuera de los límites de ese comentario: excepto, lo repito, en un margen muy estrecho, perfectamente acotado y vigilado, de problemas sin consecuencias.

Los dominicos franceses han sido perseguidos y reducidos al silencio [...] porque ellos eran los únicos que tenían una cierta libertad de pensamiento, de iniciativa y de expresión. Ciertamente, se trataba sólo de una libertad dentro de la ortodoxia, pero una ortodoxia cuyas fuentes son también la Biblia, los Padres, etc. [...]; y, sobre todo, somos [los dominicos franceses] los únicos, como cuerpo, libres en, y al servicio de, la verdad; los únicos, como cuerpo, que ponemos la verdad por encima de todo.

[...] Está claro que, en estas condiciones, el ecumenismo no puede estar bien visto en Roma. Ésta sólo lo concibe de una manera: la sumisión incondicional.

 Es mero deshaogo y algo más. Una auténtica reclama contra un vicio burocrático que tiende a confundir el sentire cum Ecclesia con el  sentir en y con la curia romana haciendo de la teología poco más que un comentario de las actas pontificias. Ese vicio parece seguir vivo hoy tomado como una virtud y el opuesto no es la progresía, como tontamente se quiere dar a entender. El opuesto es la libertad dentro de la ortodoxia, porque lo que se entiende por progresía no es sino la misma mente tiranica vestida de heterodoxia y libertinaje.

Pero volvamos a Roma, a Constantino y a ese "protestantismo medieval" esta vez de la lapidaria sentencia de un santo que además es Doctor de la Iglesia. San Bernardo no duda en decirle al Papa Eugenio de donde ha heredado la Iglesia algunas de sus costumbres:

Vives junto al sepulcro de Pedro. El jamás se presentó vestido de sedas, cargado de joyas, cubierto de oro sobre blanco corcel, escoltado por soldados y acompañado de vociferante séquito. Pero desnudo de todo, tuvo suficiente fe para creer que podría cumplir el mandato salvador: Si me amas, apacienta mis ovejas. En estas cosas has sucedido a Constantino, no a Pedro.

Y respecto a los malos actos e injusticias de la curia, sólo hay un responsable para San Bernardo:

Vamos a tratar ahora de tus asistentes y colaboradores. Son tus más adictos, tus más íntimos. Si son virtuosos, serán extraordinarios para ti; de lo contrario, pésimos. Cuando te duele un costado, no puedes decir que te encuentras bien. Es decir, no creas que eres bueno si te apoyas en los malos. Porque tu bondad, ella sola, a nadie beneficia, conforme lo expuse en el libro anterior. Tu justicia personal no puede solucionar nada a las iglesias cuando prevalece la sentencia de otros que no piensan como tú. Por otra parte, rodeado de esa gente, ni siquiera puedes estar seguro de tu bondad, como si tuvieras cerca de ti una serpiente. Si nos amenaza un mal interno, de nada nos sirve refugiarse. Al revés, el ambiente familiar es una ayuda continua si es benigno. En todo caso, te alivien o te abrumen, todo dependerá exclusivamente de ti, porque tú los elegiste o los admitiste. Claro es que no me refiero a todos. Algunos te eligieron a ti, y no al revés. Pero sólo gozan de la competencia  que tú les hayas concedido o permitido. Así  que estamos en  as mismas. Tú eres el único responsable de todo cuanto debas sufrir por culpa de quienes sin ti nada pueden decir. Prescindiendo ya de éstos, como puedes ver, no obres a la ligera cuando tengas que seleccianar o reunir a los demás colaboradores para desempeñar sus oficios.

San Bernardo no tiene pelos en la lengua, como pueden ver. ¿Qué habría dicho por ejemplo de los encubridores de hoy y de la responsabilidad de los que los eligieron? A lo largo y a lo ancho de la historia de la Iglesia se multiplican por doquier estos ejemplos de libertad y conciencia católica. Algunos de ellos en santos y doctores. Todos en personas que quiere servir a la Iglesia sin tener que se complaciente con el mal  o el mundo y que sin ceder a pasión alguna lo denuncian y combaten ahíí donde consideran necesario denunciarlo Es la grandeza de la libertad de los hijos de Dios. Libertad dentro de la ortodoxia, que no libertinaje heterodoxo ni puritanismo encubridor. Algunos que solo conocen de la Iglesia una parcelita no se acaban de enterar de esta verdad que les es tan lejana e ignorada como las Américas antes de ser descubiertas.

M.D.

12 comentarios:

Anónimo dijo...

Adversus Haereses dijo:

Miles Dei, muy valioso lo que ha publicado... aplicado (lamentablemente) al papa actual también, porque es él quien elige colaboradores y eleva al cardenalato: entre ellos hay quienes niegan la resurrección corporal del Señor; otros, niegan la concepción y el parto virginal; otros defienden la superiglesia ecuménica; hay quien promueve el diálogo de la Iglesia con las logias masónicas; el mismo Ratzinger aboga por la "tradición viva" según la exégesis judía de Hilel...

O sea, menudo vendaval azota a la Iglesia. Yo espero que se termine pronto.

Un saludo.

Eagleheart dijo...

Pedir a Dios, pedir constantemente a Dios, y sabrá proveer a su Iglesia.

Salu2. Paz y Bien.

Miles Dei dijo...

Se me olvidaba:

Merece mencionarse un libro bastante particular, que terminó precisamente en este periodo, en 1145, cuando un alumno suyo, Bernardo Pignatelli, fue elegido Papa con el nombre de Eugenio III. En esta circunstancia, Bernardo, en calidad de Padre espiritual, escribió a este hijo espiritual el texto De Consideratione, que contiene enseñanzas para poder ser un buen Papa. En este libro, que sigue siendo una lectura conveniente para los Papas de todos los tiempos, Bernardo no indica sólo como ser un buen Papa, sino que expresa también una profunda visión del misterio de la Iglesia y del misterio de Cristo, que se resuelve, al final, con la contemplación del misterio de Dios trino y uno:

Esto es de Benedicto XVI en AUdiencia general 21-10-2009

Así que cuando la queja viene por los males internos de la Iglesia y el pecado que hay dentro, pues que se mire su parte de responsabilidad siguiendo su consejo de leer este libro.

borg3.14159265 dijo...

CXXXVIII

¡Oh fuente de dolor, albergue de ira,
de error escuela y templo de la herejía!
Roma ya fuiste, Babilonia[1] impía
por quien tanto se llora y se suspira.

¡Oh prisión dura, fragua de mentira,
donde el bien muere, donde el mal se cría!
¡Oh infierno en vida, gran pasmo sería
ver que Cristo contigo no se aíra!

En fiel pobreza y castidad nacida,
contra quien te fundó tú alzas los cuernos.
¿En quién esperas, puta descarada?

¿En tu adulterio? ¿En plata mal habida?
Ya Constantino[2] no volverá a vernos,
mas tome al mundo triste por morada[3].

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[1] Babilonia, es decir, la Iglesia de Aviñón.

[2] Constantino, del que se creyó durante toda la Edad Media que había dado origen al poder temporal de la Iglesia, juzgado a causa de su corrupción, ya no volverá al mundo para remediar el mal que hizo.

[3] El verso último de esta traducción es objeto de muchas discusiones. Lo traducimos aceptando la interpretación siguiente: «que Constantino tenga, a cambio del mal que hizo, el Infierno en el que se encuentra su alma».

cfr. Francesco Petrarca: "Cancionero".
Traducción, introducción y notas a cargo de Ángel Crespo.
Barcelona: Ediciones B, 1988, p. 313

Aquellas circunstancias no son comparables a las actuales. Ni la situación de la Iglesia entonces es comparable a la de la Iglesia ahora; ni existe hoy intelectual alguno capaz de decir, de forma adecuada a la situación presente, algo de tenor semejante.

Quizá debido a la "inversión antropológica", después de la IIGM se ha producido la clericalización del orden civil, la jibarización de los fieles laicos y la trepanación de la educación católica.

En esa situación, la inmensa mayoría de los fieles apostata o se reúne en agrupaciones con rasgos marcadamente sectarios.

Miles Dei dijo...

Aquellas circunstancias no son comparables a las actuales. Ni la situación de la Iglesia entonces es comparable a la de la Iglesia ahora; ni existe hoy intelectual alguno capaz de decir, de forma adecuada a la situación presente, algo de tenor semejante.
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No, claro que no. A los pederastas les daban garrote, los empalaban o los quemaban, ahora los encubren y sacan maravillosas leyes para decir que no los encubren, mientras los del Bene, Bene, dicen que no existen.

Los simoniacos se han cambiado por los blanqueadores hasta el punto que obligaron de instancias internacionales al Papa a corregir hace unos meses la ley económica del Vaticano porque el peste era insoportable.

A los que negaban el dogma, a pesar de tanta inmoralidad, se les hacían procesos, hoy se les da dicasterios.

Adúlteros ya no hay, porque casi todos se han pasado a la acera de enfrente. Eso sí, si los pilla la prensa en amplios reportajes no ha ocurrido ni ha pasado nada.

Ah, se me olvidaba, en esa época se negaba que existieran hombres en las antípodas, pero se insistía en evangelizar a los paganos que se encontraban. Hoy se habla de los extraterrestres nuestros hermanos y se invita a los paganos a hacer sus ritos ante el Papa complaciente.

La corrupción no ha cambiado. El modo de encubrirla sí. Y la prensa y propaganda es un gran arma.

Entonces los notarios papales eran eso: notarios. A veces pasionales, inmorales y corruptos, pero notarios. Hoy son unos santitos de altar cara a la galería, pero buscan en la wikipedia para informar sobre alguien.

Y dado que las circustancias ciertamente han cambiado y no hay esa oscuridad y vida de brutez nada muelle que achacamos a la Edad Media pues podemos decir que la cosa está mucho peor que entonces.

Miles Dei dijo...

Ah, esto es también nuevo.

Antes San Bernardo se llamaba a sí mismo quimera porque vestía de religioso y vivía en el mundo de un lado para otro.

Ahora un sacerdote religioso puede participar en "Gran Hermano" y presentar de esta guisa quimérica el sacerdocio:

http://www.curamotero.es/


Claro que cambian los tiempos y las circustancias, de la maza del cardenal Mendoza a la moto y chupa de este cura presto a la telebasura hay bastante tecnología.

Mendrugo dijo...

Pues tampoco se muerde la lengua «tu» Dante en los versos que voy a citar. (Espero no chafarte un futuro post para el que los estuvieses guardando). Un mordaz epigrama que pone en boca de San Pedro Damián:

«Poca vida mortal me quedaba ya, cuando fui llamado y arrastrado al capelo, que sólo se transmite de malo a peor. Vinieron en otro tiempo Cefas y el Vaso de elección del Espíritu Santo [Pedro y Pablo], flacos y descalzos, aceptando su alimento de cualquier mano. Pero ahora, los modernos pastores quieren que los lleven en andas, ¡tan pesados son!, y que vaya detrás quien les tenga la cola. Cubren con su manto al palafrén, de suerte que van dos bestias bajo una sola capa. ¡Oh paciencia que tanto soportas!» (Paraíso, canto XXI, 124-135).

Dante expresa el llevar en andas con el verbo rincalzare, que se contrapone al scalzi de los Apóstoles. Y en la exclamación tanto son gravi, este adjetivo tiene triple sentido: Los obispos de entonces eran gordos (en contraposición a magri, denotando su poco ascetismo), onerosos (costosos de mantener) y graves (demasiado pagados de su importancia). ¡Demoledor!

Aunque parezcan irreverentes, no es abusivo poner tales palabras en boca de San Pedro Damián, que fue bastante afín a la Pataria. (Sobre este movimento popular, véase este artículo, y aprovecho para desdecirme de los comentarios que hice: ahora creo que la Pataria fue muy sana en su época y que algo de su espíritu nos haría falta hoy).

Los prelados mundanos de hoy día ya no son amigos de la capa magna. (Al revés: usarla es una valentonada. El Card. Cañizares purgó más aquel día que se la puso que si durante años hubiera vestido sayal). Presumen de modestos, pero se pirran por ser amigos de los poderosos y sobre todo bienquistos de los medios de comunicación: que les pongan de dialogantes, moderados y abiertos.

Miles Dei dijo...

Interesante es en ese sitio la contraposición de Pedro Damian y Pedro Pecador, tan confusa y rica de sentidos ocultos si se asume lo de la familia "degli Onesti". Al final los pedros que humildemente se reconocen como pecadores son los honestos que limpian de corrupción la Iglesia.

No me quiero meter en temas literarios dantescos (y mira que pensé un tiempo el poner el texto original en lugar de una traducción) porque entonces el blog cambia de tema. Para eso ya hay sitios mejores.

Genjo dijo...

¡Terrible desconcierto! Parece que sólo los muy estudiosos y conocedores de las cuestiones teológicas pueden dilucidar donde se encuentra la ortodoxia. Incluso los que se proclaman sus valedores, siguiendo las directrices de la Iglesia de antes del concilio deben responder de las observaciones o de las acusaciones que hace Congar en el texto que traes.
Y así andamos los de a pie, picoteando aquí y allá, intentando encontrar una sombra a la que acogernos.
Aunque por otra parte también la situación tiene su parte buena. Tiene que ver con la superación de aquella cacareada "minoría de edad" del laico. Hoy no hay quien te quite las castañas del fuego y tienes que lidiar tú solo, buscándote el amparo donde lo encuentres y siempre prevenido de las goteras y desconchones que pueda tener tu refugio.
No es lo ideal, desde luego. Pero tampoco lo es la seguridad pánfila de quien busca que le resuelvan todos los problemas y que le den todo masticado, sin dudas, sin perplejidades, sin opciones de ningún tipo. Siempre que no afecten a lo que es de fe, se entiende.
Oportunísimo el post, para poner en contexto la situación por la que pasamos hoy.

Gelfand dijo...

Mire uds. citando a Congar y sus críticas a Roma. ¿Quién dijo eso de que construyen altares a las causas y cadalsos a las concecuencias?

Anónimo dijo...

¿Vázquez de Mella? eso de los cadalsos...

Miles Dei dijo...

No. Mía con eso de las conciencias.

Saluditos consecuentes.