martes, 11 de octubre de 2011

Acudamos a Santa Catalina de Siena

recuerdame, soy Pía, me hizo Siena,
Maremma me deshizo: bien lo sabe
aquel que, luego de poner su anillo,
con su gema me había desposado.

He decidido poner el blog bajo el patrocinio de Santa Catalina de Siena por varias razones. Destaco tres. En primer lugar por su gran amor a la Iglesia. Un amor que no escatimaba en decir la verdad opportune et inopportune a cualquiera dispuesto a oirla. En segundo lugar por su rango de doctora de la Iglesia y dada la devoción que tengo a las tres doctoras de la Iglesia, con las que me encuentro mucho más en mi salsa que con los doctores, quizás porque son mujeres con los pies bien en el suelo lo que siempre viene bien a los hombres con altos ideales. Y en tercer lugar por esto que tomo del artículo dedicado a ella en la Enciclopedia Católica:
El "Diálogo" especialmente, que trata de la totalidad de la vida espiritual del hombre en la forma de una serie de coloquios entre el Padre Eterno y el alma humana (representada por la misma Catalina), es la contraparte mística en prosa de la "Divina Comedia" de Dante.
Visto lo cual, era más que obligado el encomendarnos a ella. Máxime en la presente situación de la Iglesia. He encontrado esta oración que me place mucho:

¡Oh gloriosa virgen Catalina!, a medida que os consideramos reconocemos en vos a la Mujer Fuerte de los Libros Santos, el prodigio de vuestro siglo, la antorcha luminosa de la Iglesia, la criatura dotada de incomparables dones y que supo reunir las dulces y modestas virtudes de las vírgenes prudentes a la intrepidez y al valor de los héroes. Volved, os rogamos, desde el cielo, vuestros ojos sobre la barca de Pedro, agitada por la tempestad, y sobre su augusto jefe, que ora, vela, gime, exhorta, combate y espera. Mostrad hasta donde llega vuestro poder cerca de Dios, obteniéndonos a todos el celo para adelantar en las virtudes evangélicas, especialmente en la humildad, la prudencia, la paciencia, la bondad y la diligencia en la práctica de los deberes de nuestro estado.

Mantened la concordia de nuestra gran familia y convertid a la Fe a los incrédulos del mundo entero; obtened para nuestra patria la paz verdadera, es decir cristiana, para nuestra Santa Madre la Iglesia el triunfo completo sobre el mal, por la Verdad, el sacrificio y la caridad. Amén.


Permitidme una nota final referente a la cita de la Divina Comedia que encabeza esta entrada:

Dante no pudo conocer a Santa Catalina porque murió antes de que ella naciera (Dante muere en 1321 y ella nace en 1347), En esos versos Dante se refería a una dama de Siena llamada Pía de Tolomei que según la leyenda su marido sospechaba que ella le era infiel, aunque en realidad era inocente, pero no la quiso asesinar por temor a la reacción de la familia, así que la llevó a su castillo de Maremma convencido de que los aires nocivos del lugar obrarían el mismo efecto. Tanto tardaba ella en morir que el hombre se impacientó y mandó defenestrarla arrojándola por una ventana del castillo. Los detalles de la leyenda no están siempre claros. En la wikipedia italiana se cuenta la historia.

Sin embargo esos mismos versos, sacándolos de su contexto en el purgatorio de Dante, se pueden aplicar perfectamente a Santa Catalina. Es la pía dama que nacida y criada y habiendo recibido la vocación en Siena (Siena la hizo) fue deshecha en la Maremma. Allí en la región de Florencia fue donde más peligro corrió en su ministerio público (había sido enviada por el Papa para lograr la paz) llegando a sufrir un atentado que le hizo sufrir mucho por pensar que por sus pecados no había sido digna del martirio. No obstante durante todo el periodo violento conocido como "tumulto del Corni" permaneció en esa región sin abandonarla. La referencia final al que le puso el anillo nos recuerda su desposorio místico con Cristo. En 1366, Santa Catalina experimentó lo que se denominaba un ‘matrimonio místico’ con Jesús. Cuando ella estaba orando en su habitación, se le apareció una visión de Cristo, acompañado por Su madre y un cortejo celestial. Tomando la mano de Santa Catalina, Nuestra Señora la llevó hasta Cristo, quien le colocó un anillo y la desposó consigo, manifestando que en ese momento ella estaba sustentada por una fe que podría superar todas las tentaciones. Era un anillo de oro con un gran diamante rodeado de cuatro perlas pequeñas: el duro diamante de la fe y las perlas de la pureza de intención, de pensamiento, de palabra y acción. En adelante, Catalina llevó siem­pre su anillo nupcial, pero sólo era visible para ella, y a inter­valos desaparecía a sus ojos, con lo cual conocía que su Esposo no estaba contento de ella. Entonces lloraba amargamente, confesaba su falta, y el anillo volvía a despedir sus vivos resplan­dores.

M.D.

1 comentario:

Eagleheart dijo...

Muy bella la oración, y muy a tener en cuenta su experiencia con el anillo; así ha de ser nuestra vida ante Cristo, siempre vigilante y sin vanas presunciones. Por otra parte, en recientes fechas conseguí sus obras: el Diálogo y Oraciones y soliloquios; espero que no pase de este año para poder leerlo.

Santa Catalina de Siena, ruega por nosotros.

Salu2. Paz y Bien.